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Esta noche, simplemente no podía quedarse dormido. En el concierto de verano de la escuela, tendría que ponerse de pie y cantar solo frente a todos. Pero de repente… ¡las palabras desaparecieron! No importaba cuántas veces las susurrara suavemente, las letras se desvanecían como pequeñas burbujas de jabón flotando en el aire.

Envuelto en un suave saco de dormir rosa, la calidez lo rodeó como un abrazo. Y justo en ese momento… se oyó un leve aleteo. ¡Era Poppy, el pequeño pingüino!

“No puedo cantar mañana”, dijo  .
“Sé a dónde van las palabras olvidadas — y cómo hacer que vuelvan”, dijo Poppy con una sonrisa amable.

Los pequeños pies se convirtieron en aletitas, y una sensación dulce y acogedora lo envolvió por completo. Ahora   también era un pingüino.

Caminaron uno al lado del otro sobre una colina nevada hecha de notas musicales. Poppy comenzó a cantar suavemente, y   se unió a ella. Poco a poco, cada palabra volvió.

“¿Y si mañana me vuelvo a olvidar?” preguntó  .
“No pasa nada,” dijo Poppy. “Cantarás con tu voz… y tu corazón recordará.”

  sonrió, se acurrucó junto a Poppy y se quedó dormido dentro de la melodía.

¿Y lo más maravilloso? La canción que había sido olvidada… se cantó perfectamente en el sueño.